Sumisión, de Michel Houellebecq

Portada de Sumisión, Ed. Anagrama

Es 2022 en Francia, las elecciones están muy cerca. Marine Le Pen y la extrema derecha están muy cerca de obtener el poder. Hay enfrentamientos en las calles entre sus amigos nazis y los musulmanes parisinos. A François no le interesa mucho eso, está más preocupado por su vida, intelectual, laboral, y sexualmente estancada, a un paso de la cuesta abajo de la decrepitud y la muerte. A pesar de su ensimismamiento es consciente de que viene un cambio: el contrincante de Le Pen es el candidato de la Hermandad Musulmana Muhammad Ben Abbes, y por primera vez en la historia de Europa un partido islamista está a las puertas del poder. ¿Cómo afectará esto a la vida (y al pene) de François?

Cuando lees El cuento de la criada, una de las preguntas que te haces es “ya sé que casi ninguna mujer estaba de acuerdo con convertirse en una máquina de parir sin voz ni voto al servicio del marido, ¿pero y los hombres? ¿Qué pensaban los padres, los hermanos, los compañeros, los amigos, la gente decente?” Pues en Sumisión, Michel Houellebecq te responde: estaban demasiado preocupados por su lugar en el mundo o en el mercado laboral, muchos sentían que la civilización se había estancado, pero sobre todo estaban contando cuántas esposas les tocarían en el nuevo mundo.

El libro fue tachado de islamofóbico, y siendo de un autor francés la derecha se vale ser cauteloso, pero la versión del islam y del islam político que sale en esta novela es tan ridícula como para tomársela en serio: la Hermandad Musulmana está dispuesta a entregar todo el poder en materia económica a sus aliados socialistas a cambio de poder hacer y deshacer a su antojo en la educación, con programas de reducción de presupuesto para la escuela pública, un impulso brutal a la privada, y la apertura de un sistema paralelo 100% religioso financiado por los principes más ricos de la ummah. No creo que don Michel estuviera interesado tanto en describir a la Francia musulmana; más bien el libro está centrado en el viaje de François y su búsqueda de algo que le dé sentido a su vida, lo que sea. Sus mayores referentes en esa búsqueda son Joris-Karl Huysmans, un escritor del siglo XIX con el que se siente hermanado desde su época de estudiante, al que le ha dedicado sus mejores años en materia intelectual y al que comienza a entender de nuevas formas, y el ejemplo de su padre, una figura muy distante de su vida que supo recomponer su vida en el tramo final. Huysmans se sobrepuso al vacío de su mundo abrazando el catolicismo. El padre de François rehizo su vida en un segundo matrimonio y se dedicó a disfrutar una jubilación dorada en compañía de una nueva esposa François se da cuenta de que tiene una oportunidad única de integrarse a una comunidad que le dará sentido de pertenencia, lots and lots of money y hasta una esposa o dos, entonces ¿para qué resistirse? Para la gran mayoría de los hombres de este nuevo mundo “islámico”, la idea de volver a gozar de un lugar de privilegio en la sociedad es bastante tentadora. Solo hay pequeños atisbos de lo que estos cambios provocaría a los que no son hombres heterosexuales: los judios de plano se fueron de Francia, las mujeres tienen que usar ropa recatada y cubierta, y no se discute nada sobre los homosexuales directamente, solo en un pasaje en el que uno de los personajes se refiere al abandono de la cuestión del matrimonio igualitario como una derrota de la derecha católica tradicional. La perspectiva que tenemos es la de los que saldrían beneficiados o por lo menos no tan tocados por el cambio.

Por eso encontré este libro tan inquietante. He estado apuntando esporádicamente en libretas y tuits lo que voy pensando de los libros y cómics con los que me topo, pero esta es la primera vez en mucho tiempo que un libro me pone a pensar tanto, y eso que en esta pandemia leí cosas excelentes, maravillosas, libros que se han convertido en mis favoritos. Éste ni siquiera es conmovedor o particularmente bien escrito, lo que me impresiona es la cantidad de ideas “del otro lado” que al verlas así todas juntas forman una capirotada mental muy pesada que no puedes dejar de comer. ¿Qué lleva a una persona a seguir en la derecha? La seducción de la estabilidad y la prosperidad son muy fuertes entre los que no tienen nada que temer del sistema, y me temo que pagarían cualquier precio por poder tener un buen sueldito y dos puchitas.